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Turismo
rural

Visitá el Puesto Cretón. Un entorno totalmente agreste y con mucho encanto a orillas del río Manso Superior

 Un antiguo puesto ganadero rodeado de ñires y una hermosa pampa verde. A pasos están los corrales donde, según la época, se realiza el amanse de los caballos, el ordeñe y trabajos con el ganado. Está ubicado en el Valle de los Vuriloches, a 7 kilómetros del Hotel Tronador.  

Día de campo

La propuesta es la de ir a pasar un día al aire libre, conocer la historia de este lugar y disfrutar de una comida en el campo, cocinada en el fogón. 
El llegar al puesto es parte del programa. Se puede ir a caballo por el Valle de los Vuriloches, conociendo las lagunas, o se puede ir en vehículo y volver navegando el Río Manso Superior. Por el camino vehicular se toma altura y se ve bien cercano al cerro Tronador con sus glaciares colgantes.

• Degustación de platos rurales en Puesto Cretón (traslado en camioneta).
• Día completo en Puesto Cretón con asado patagónico y actividades (Cabalgata o Flotada)
• Flotada con desayuno y ordeñe.
• Experiencia de Glamping en el Puesto (2 días y 1 noche)

Ir a pasar un día de campo al puesto es el balance perfecto entre actividad, descanso y degustación de rica comida de campo. En la mesa del puesto llegan: asado a la estaca que puede ser de cordero, platos al disco y empanadas fritas de carne, especialidad de la casa. 

Este programa es ideal para grupos. Sobre todo en el caso de grupos familiares con personas de edades variadas,  ya que hay actividad para distintos perfiles y habilidades.

Puesto Cretón

Hotel Tronador

José Cretón vivió con su familia en una casa cercana al puesto actual. Fue capataz y mano derecha de Don Ben Vereertbrugghen para el emprendimiento ganadero. En con la leche hacía quesos y los vendía a los excursionistas, ya que el camino le pasaba por al lado de la casa. Sus quesos se hicieron muy conocidos y era parada obligatoria. En verano se trasladaba a Pampa Linda donde oficiaba de baqueano, dirigía el otro tambo y alquilaba los caballos para los escaladores que venían de todo el mundo a intentar la cumbre del Tronador. Si bien parecía un paisano patagónico, era suizo y hablaba perfectamente francés. Aún quedan a la vera del camino los manzanos que plantó la lado de su casa.